Una paraguaya en la cuarentena noruega | TELEDIEZ

“NO ES OBLIGATORIA, PERO SE CUMPLE AL PIE DE LA LETRA” Una paraguaya en la cuarentena noruega   Angélica Medina es paraguaya, vive en las afueras de Oslo donde llegó a poco de cumplir los seis años. Hoy tiene 46. S...

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Una paraguaya en la cuarentena noruega

Publicado por: Rodrigo
05/10/2020 08:17 AM
 La cuarentena no es obligatoria en Noruega, pero la gente la cumple, dice la paraguaya Angélica Medina.
La cuarentena no es obligatoria en Noruega, pero la gente la cumple, dice la paraguaya Angélica Medina.

“NO ES OBLIGATORIA, PERO SE CUMPLE AL PIE DE LA LETRA”


Una paraguaya en la
cuarentena noruega

 

Angélica Medina es paraguaya, vive en las afueras de Oslo donde llegó a poco de cumplir los seis años. Hoy tiene 46. Sus padres son colorados perseguidos por la dictadura de Stroessner que primero se radicaron en la Argentina, después en México y finalmente aterrizaron en Noruega.
Hoy Angélica está totalmente adaptada al estilo de vida de los noruegos, que -según cuenta- son “disciplinados, metódicos y respetuosos, aunque un tanto fríos”, tal vez haciendo causa común con los casi ocho meses de largas noches invernales y casi nulos días de sol. A diferencia de los tres o cuatro meses del año, “entre la primavera y el verano, donde hay días largos y hermosos. Casi 19 horas de pleno sol”, dice.
-¿Cómo les trata la pandemia?
-Bueno, acá tenemos una cuarentena desde los primeros días de marzo, a propuesta del gobierno. Y la gente sabe que debe cumplirla por el bien de todos. No hace falta que nadie le esté recordando todos los días lo que tiene que hacer.
-¿Una cuarentena obligatoria?
-No, no es obligatoria. Pero la propia gente se impone como una obligación. También los negocios.
-¿Todo está parado?
-Digamos que “casi todo”. Las escuelas y los colegios están cerrados. Todo es “online”. No hay shoppings, ni gimnasios, ni bares, ni actividades deportivas. Funcionan aquellas actividades que son imprescindibles para la sobrevivencia diaria. Pero tampoco hay controles policiales en las calles. La gente puede salir si quiere. Pero no sale, porque sabe que no debe hacerlo.
-Obviamente, hay grandes pérdidas para los negocios.
-Bueno hay comercios que se mantienen abiertos. Nadie les obliga a cerrar. Pero claro, trabajan a pérdida. Tremendas pérdidas. Pero entienden que es el aporte que hacen a la solidaridad social.
-¿Y la gente que vive de un sueldo y ahora no puede trabajar, qué hace?
-El gobierno asume el 80% de los salarios laborales de los que no pueden trabajar. Y se renuncia a ese 20% porque es una circunstancia muy especial. Pero también la gente gasta mucho menos al quedarse en sus casas.
-¿Se respetan las indicaciones del Gobierno.
-Totalmente. La gente las cumple al pie de la letra.
-¿Hay controles fronterizos?
-Hay. Y son muy estrictos. Un primo mío volvió de Canadá en los primeros días de marzo y fue directo a un aislamiento total.
-¿Se le hacen pruebas constantes a la gente, pruebas masivas?
-No, no, sólo si hay algún tipo de síntomas o alguna sospecha de contagio.
-¿Noruega es una monarquía?
-Bueno, la monarquía es más para consumo turístico. No tiene ninguna injerencia política. Hay una primera ministra, Erna Solberg, es la máxima autoridad. Ella con su equipo de colaboradores marcan las pautas y la gente las cumple al pie de la letra.
-¿Sin protestas en la calles?
-No, nada que ver. Es impensable.
-¿Ni cierres de calles o de rutas?
-Noooo, jajaja. Sería una locura. Cosa de marcianos.
-¿Y las confrontaciones entre la derecha y la izquierda?
-La derecha y la izquierda son conceptos muy distintos aquí. No es la derecha cavernaria ni la izquierda retrógrada de Latinoamérica. Esto va tanto para la clase media o la clase alta. Es una sociedad con una disciplina muy diferente.
-¿Y vos con cuál te identificás? ¿Con la derecha o la izquierda?
-Digamos que soy conservadora. Pero ser conservadora en Noruega ya sería ser casi revolucionaria en Latinoamérica.
-¿En qué sentido?
-Por ejemplo, en cuanto al derecho de la mujer de decidir sobre su cuerpo. O de los impuestos elevados que permiten el bienestar general. Y el respeto al libre comercio, claro. Eso es categórico. La libertad comercial es la que genera riqueza y prosperidad.
-¿Saben algo de Paraguay?
-La verdad que no. Ya son muchos años. En general de Latinoamérica sabemos poco. Se habla un poco de Brasil, del desastre de Bolsonaro, se lo tiene como un hombre extremadamente descontrolado e ignorante. Después nada.

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