“Los vividores del coloradismo” | TELEDIEZ

UN LIBRO QUE NO PUDO SALIR A LUZ “Los vividores del coloradismo” Es una obra que dejó pendiente la editorial Cuadernos Republicanos del fallecido Leandro Prieto Yegros, probablemente uno de los intelectuales más brillantes que...

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“Los vividores del coloradismo”

Publicado por: Rodrigo
07/13/2020 11:38 AM
Stroessner y Rodriguez, los generales que abrieron las puertas de los grandes negocios a los amigos.
Stroessner y Rodriguez, los generales que abrieron las puertas de los grandes negocios a los amigos.

UN LIBRO QUE NO PUDO SALIR A LUZ

“Los vividores del coloradismo”

Es una obra que dejó pendiente la editorial Cuadernos Republicanos del fallecido Leandro Prieto Yegros, probablemente uno de los intelectuales más brillantes que tuvo el Partido Colorado en los últimos años.

Prieto Yegros era defensor a ultranza y amigo personal del general Alfredo Stroessner, pero a la vez mantenía entrañables amistades con algunos duros opositores a la dictadura, como Euclides Acevedo, los hermanos Tito y Rambo Saguier, Alcibiades González Delvalle, Bernardino Méndez Vall y referentes del Mopoco, entre otros.

Con ellos se codeaba con frecuencia en las peñas semiclandestinas que organizaba en su casa. Y a diferencia de otros, Prieto Yegros no se sintió tentado por la codicia enfermiza que se apoderó de los amigos empresarios del poder dictatorial.

Según la frustrada publicación, tanto el derrocamiento de Stroessner en el 89, como el Marzo Paraguayo diez años después, tuvieron su trasfondo en una guerra de negocios entre poderosos. Los grandes beneficiados de estas guerras políticas, no fueron precisamente los políticos, sino los comerciantes que se aprovecharon siempre de la política, agazapados en sus oficinas comerciales.

Uno de los pasajes del relato es que, muchos años antes que a Horacio Cartes, Juan Carlos Galaverna convenció a Eduardo Nicolás “Bilo” Bo que podía ser el futuro presidente de la República por el Partido Colorado. Tenía algunas características similares a HC. Mucho dinero, una importante red de medios de comunicación y otras empresas varias. Todas heredadas de la inmensa fortuna que hizo su padre Nicolás Bo al amparo del poder dictatorial de Alfredo Stroessner.

“Stroessner tenía esa particularidad: Hacer ricos a sus amigos y castigar con dureza a quienes consideraba sus enemigos. Y no permitía ninguna competencia contra sus allegados digitados para la riqueza. Miguel Ángel Napout para los cigarrillos importados y el whisky. Julio Pompa para la cerveza. Nicolás Bo para el tabaco. Pallarés, Zuccolilo y Pappalardo para la provisión de vehículos al Estado, y sus generales para el contrabando y los “peajes” del narcotráfico”, dice el relato.

Años después con la intervención del general Andrés Rodríguez, Stroessner también habilitó un cupo cervecero para Blas Riquelme, un marginado del régimen hasta entonces.

“Stroessner nunca quiso a Riquelme. Lo consideraba un colorado díscolo, con vínculos clandestinos con el Mopoco de Miguel Ángel González Casabianca, que también era amigo del general Rodríguez por los amores de juventud que ambos tuvieron con las hermanas Reig. Andrés Rodríguez se casó con Nélida, pero González Casabianca terminó en el exilio en la Argentina tras los desbordes estudiantiles del 59. Pero quedó siempre una silenciosa amistad entre ellos. El general Rodríguez incluso visitaba discretamente a González Casabianca en cada viaje a Buenos Aires. No fue casual que lo haya nombrado uno de sus colaboradores más cercanos en el Palacio tras el golpe que puso fin a la dictadura”.

Esos contactos clandestinos, incluso le generaron algunos problemas a Blas Riquelme. Hasta llegó a conocer en carne propia los rigores de los famosos interrogatorios del Departamento de Investigaciones en los tiempos del temible Alberto Planás, antecesor del no menos temible Pastor Coronel. Estas “pasantías” en Investigaciones incluso le dejaron algunas secuelas a Blas Riquelme. Pero él nunca quiso hablar del tema, porque era una historia del pasado. Y además se sintió recompensado cuando las influencias del general Rodríguez lo ayudaron para ser habilitado también por Stroessner para el negocio cervecero.

Los intentos de Galaverna de convertir a Bilo Bo en presidente tienen otros condimentos. Bilo Bo no tenía el olfato comercial ni el carácter ni la obsesión por lo negocios de HC. Era más proclive a las ruedas de amigos, a las noches de bohemia y a una buena siesta. Y tampoco estaba preparado para la competencia comercial. No pudo vencer el viejo estilo que le permitió el stronismo a su a su padre, uno de los digitados para la riqueza.  

Con los nuevos vientos de libertad, había que competir, y él no estaba preparado para eso. Convirtió en su Diario Noticias en un vocero del argañismo, en competencia con ABC que a su vez se había convertido en vocero del oviedismo. Pero por lo visto, Bilo no tenía la espalda comercial de Acero Zuccolillo y poco a poco fue liquidando el holding de negocios que le dejó Don Nino, incluyendo algunos desencuentros con su madre y sus hermanas por la herencia.

No obstante, en su fugaz esplendor como eventual candidato, los influyentes operadores que visitaban el Diario Noticias ya lo trataban como “Señor Presidente”. Y los periodistas del diario hasta se sentían avasallados por las coberturas casi obligatorias que tenían que dar a las actividades del propio Calé, los hermanos Argaña, Angel Barchini, Walter Bower, Osvaldo Bergonzi, Juan Ernesto Villamayor y el abogado Jorge Vasconsellos, entre otros.

El Diario Noticias se convirtió en el centro del argañismo. Incluso se menciona que la confesión del testigo falso del asesinato de Argaña, Gumercindo Aguilar fue redactada por Villamayor en una de las máquinas de la redacción del Diario Noticias.

La partidización política no tardaría en pasarle la factura al diario. Así, en poco tiempo cerró sus puertas dejando un tendal de desocupados en la calle.

Pero Bilo Bo fue consecuente con sus amigos. A riesgo de su propia seguridad personal y la de su familia, en el marzo paraguayo protegió en su casa a varios de ellos, ante la amenaza de secuestro por parte de Lino Oviedo. Hasta que vino la destitución de Cubas y Lino Oviedo cayó en picada.

El testigo falso Gumercindo Aguilar fue contratado como electricista del Palacio donde Villamayor era el secretario general. También operaba desde ahí Lincoln Alfieri como contacto con los parlamentarios. Antes Alfieri tuvo un papel relevante en el Marzo Paraguayo, repeliendo desde los techos del Congreso junto al mayor Enrique Sarubbi y abogado Javier Cazal, entre otros, a los francotiradores oviedistas atrincherados en el edificio Zodiac.

Luego fue enviado como diplomático a Sudafrica y, años después, destituido por presión de los oviedistas para las elecciones del 2003. Desde entonces, caído en desgracia se instaló en Mar del Plata, donde vive hasta hoy.

El que tuvo un final trágico al igual que el vicepresidente Luis María Argaña, fue Gumercindo Aguilar. Poco tiempo después de su testimonio falso fue asesinado. Y el relato de su viuda Ladislaa de Aguilar (ABC, 11 de setiembre del 2006), apuntó directamente contra quienes contrataron a su marido como testigo falso.

“Seguramente porque soy humilde y desamparada, los jueces y fiscales protegen a estos señores poderosos. Mi marido les sirvió a ellos y después les hicieron matar”, dijo entonces la viuda de Gumercindo Aguilar.

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