LAS COSAS COMO SON | TELEDIEZ

DE PERIODISTAS, MEDIOS Y NEGOCIOS LAS COSAS COMO SON Con frecuencia, ante cualquier publicación periodística que “molesta” a alguien, automáticamente un aluvión de ataques en las redes les atribuye a los periodistas que la divulgan, la responsabilidad ...

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LAS COSAS COMO SON

Publicado por: Rodrigo
04/28/2020 06:16 AM
Ni Luis Bareiro es diabético, ni Mabel Rehnfeldt es terrateniente ni Augusto Dos Santos es cambista
Ni Luis Bareiro es diabético, ni Mabel Rehnfeldt es terrateniente ni Augusto Dos Santos es cambista

DE PERIODISTAS, MEDIOS Y NEGOCIOS

LAS COSAS COMO SON

Con frecuencia, ante cualquier publicación periodística que “molesta” a alguien, automáticamente un aluvión de ataques en las redes les atribuye a los periodistas que la divulgan, la responsabilidad en los negocios paralelos de los dueños de esos medios. Negocios turbios, se entiende. Algunos reales y otros imaginarios.

Si una empresa de Acero tenía el hobby de apropiarse de tierras de pobres infelices o hacía negocios con el Estado través de terceros, no significaba que por extensión mágica Alcibiades, Mabel o Roberto Sosa, también estén planificando negocios inmobiliarios turbios o armando algún arreglo “ijykepe” con la Justicia Electoral.

Si una empresa de Don Antonio tenía la obsesión por los whiskys o el azúcar “subvaluados” no era una motivación automática para que Menchi, Oscar o Luis Bareiro se den una orgía de whisky y se vuelvan alcohólicos o diabéticos por efecto de un “descuido” aduanero.

Si a una empresa de HC le iba bien con el negocio de las divisas o vendiendo montañas de cigarrillos en el Brasil, sin que la “fazenda” o los aduaneros “rapai” se hayan dado cuenta (o miraron para otro lado), no significa que automáticamente Dos Santos, Mike Silvero o Roberto Pérez sean también “amigos del alma” de Messer o estén con un cáncer galopante por fumar un cigarrillo paraguayo en Camboriú.

Por supuesto que nunca falta la contrapartida de un “jaguá canoa” que, ante cualquier alusión al dueño del medio en el que trabaja, reacciona furioso, sacando la cara por el patrón, y de paso aprovecha para exaltar sus virtudes. Pero son excepciones. No es como en la Fiscalía donde la obsecuencia es vocacional y en patota.

De hecho, la integridad no es algo que se compra o se vende como un pedazo de tierra, un paquete de azúcar o cigarrillo. Pepe Mujica lo explicaba mejor: "Todo es negociable, menos la buena fe".

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